A lo largo de sus miles de años, Cádiz ha tenido una vida tan intensa que cada rincón de sus calles están plagados de historias y leyendas. La de hoy es cuanto menos inquietante. Nos situamos en pleno siglo XVIII justo en la calle que une San Francisco con la Plaza Mina. Estamos en el Callejón del Tinte, enclave gaditano que será el escenario de un sobrecogedor suceso contado en su día por el escritor y poeta José Joaquín de Mora.
Por entonces el Callejón del Tinte no era ni mucho menos tal y como lo conocemos hoy. En aquella época, existía una puerta para entrar al convento de San Francisco, que llegaba hasta la Plaza Mina, donde había una huerta y una enfermería. Allí mismo se encontraba una pequeña hornacina con la imagen de Nuestra Señora de los Remedios.
Cada noche, tres chicos se disponían a pasar…
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