Hay profesiones que van más allá de la vocación. En ocasiones rozan la obsesión. Es lo que le ocurre a nuestro protagonista de hoy: el arqueólogo Pelayo Quinteo Atauri. Sin embargo sus estudios nada tenían que ver con la arqueología. Había estudiado Derecho en Madrid y Dibujo en la Escuela de Bellas Artes. Es su tío Román, investigador de antigüedades, quien lo inicia en un mundo verdaderamente apasionante y lo anima a convertirse en Archivero Anticuario Bibliotecario.
Aunque lo pueda parecer por lo pegado a la ciudad que su nombre está, Pelayo no era gaditano si no de Cuenca. De Uclés concretamente. Cuando llega a Cádiz ya es un hombre experimentado en lo que se ha convertido en su pasión: la arqueología.
De nuestra ciudad le llama poderosamente la atención el sarcófago antropomorfo masculino de época fenicio-cartaginesa que se descubre en 1887. Desde ese momento, Pelayo está convencido…
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